Sigue lloviendo, no para ni un minuto, las calles se han convertido en ríos y las plazas en lagos, las gaviotas avisan de las tormentas más fuertes y las montañas se esconden tras densas nubes negras.
Mientras yo, desde mi ventana, miro el día pasar, cada persona que se mueve, cada ruido y cada imagen, me recuerdan que mientras yo me paro el mundo sigue su curso, todo evoluciona para bien o para mal, pero la única que no avanza soy yo.
No añoro los días de sol, porque vendrán y con ellos todo lo que conllevan, pero si añoro alegría y la esperanza que últimamente se perdió entre mi multitud de folios. No puedo seguir estática, esperar... para esperar a qué, si no hago nada ¿quién lo hará por mí?.
P.D. la vida comienza en el mágico instante en que decidimos vivirla
solo te pido que me esperes, al otro lado de, la nube negra...
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